Copa América de selecciones. El peso de la camiseta.

por Walter Mema

Si señores se viene la Copa América 2011 en Argentina, y la historia llama al orden a nuestra selección celeste.

Después del cuarto puesto logrado en Sud África 2010 por encima del resto de los equipos americanos, el combinado uruguayo llega como el mejor equipo del continente (no tomamos en cuenta claro está el ranking tendencioso, imperialista y marquetinero que inventa la FIFA y en el cual figuramos en el puesto 18, por debajo de España, Holanda, Alemania, Inglaterra (?), Brasil (?), Italia (?), Portugal (?), Croacia (??), México (??), Argentina (?), Noruega (???), Grecia (????), Japón (?????), Costa de Marfil (???); Francia (?), Montenegro (??) y Rusia (???). ¡Habrase visto semejante disparate! Producto inequívoco de la corruptela sinvergüenza de Blater y cia.)

Así entonces, con el antecedente del último mundial y con las historia que manda y obliga, regresar del torneo que se diputará en la República Argentina sin la Copa con la chapa uruguaya, sería un tremendo fracaso. 

Ningún oriental que se precie de tal, puede pensar siquiera en la posibilidad de desaprovechar esta oportunidad histórica de sobrepasar a nuestros hermanos albicelestes en cuanto a cantidad de Copas América ganadas (ambos tenemos 14), arrebatándoles la número 15 en su propia casa y ante su propia y deleznable parcialidad.

Simplemente... uruguayos... imaginen los titulares de prensa posteriores al triunfo celeste en una épica final frente al dueño de casa en el mismísimo Monumental de Núñez, (si es que se juega allí la final, dado que un estadio de la B no sería digno de albergar semejante hazaña del fútbol charrúa).

Imaginen orientales nuestra felicidad, nuestro orgullo al reditar la historia del 87. Imaginen los medios argentinos lamentando la derrota hasta el cansancio, llorando ante la terrible afrenta recibida en sus propias narices; estocada final al desplante y la humillación que ya les propinara nuestro Diego Forlán abandonando a días del altar a la trepadora más pequeña de la patética familia Nara.

Vean uruguayos, vean ya a los medios y portales del mundo haciéndose eco de un nuevo hito en la rica historia de este pequeño pero increible país, que tiene en el fútbol motivo de envidia de las grandes potencias planetarias.

Simplemente, uruguayos y uruguayas, recreen esa instancia en su mente, imaginen compatriotas, imaginen  y comprenderán la impsotergable chance que tienen  estos jugadores celestes de entrar, de una vez por todas, en La Historia del fútbol uruguayo.

Porque a no confundirnos, si bien en el 2010 cumplieron un buen papel mundialista, el cuarto puesto alcanzado los dejó en el umbral de La Historia; más no fueron parte de la misma, es decir, no fueron recibidos por ésta en su círculo de privilegio, lugar reservado para unos pocos elegidos.

Ni hablar de La Gloria, que directamente les fue esquiva (a excepción de Forlán que se trajo el balón de oro, el cual deberá reafirmar en esta Copa América de lo contrario habrá demostrado que lo del 2010 fue una simple anécdota en su carrera; por no decir mera casualidad).

Alcanzaría entonces con el peso de la historia para traernos la decimoquinta copa continental; pero sabemos que en el fútbol los partidos hay que jugarlos; y en tal sentido confiamos en el plantel celeste. Confiamos en el juego trabajado y plasmado en los últimos años. Tenemos absoluta certeza de que el Maestro Tábarez hará rendir al máximo cada una de las líneas del equipo, y sabemos que en plano de las individualidades contamos con jugadores de gran capacidad y talento.

Estamos confiados en definitiva en que no tendremos problemas para enfrentar y sobrepasar los únicos dos escoyos reales que tendremos a lo largo del torneo, es decir: los seleccionados de Brasil y Argentina.
Creemos que el equipo uruguayo está en condiciones de superarlos a ambos.

Sabemos que el nivel en el que nuestro seleccionado llegue a enfrentarlos dependerá de los cruces que le depare el fixture anteriormente; por eso sostenemos que debemos aprovechar al máximo los partidos de preparación que se nos permita jugar durante el torneo durante la fase de grupos. Perú, México y especialmente Chile (por su aceptable potencial) serán sparrings de lujo que le permitiran al entrenador uruguayo probar jugadores y esquemas, en vista a los partidos contra Brasil y Argentina. Lo mismo vale para los partidos posteriores a la primera fase, ya sean contra Bolivia, Ecuador, Paraguay, Colombia, etc; todos equipos sin historia, de escasa gloria y, lo que es más importante, sin mística alguna.

Como ven queridos lectores, las condiciones están dadas. Depende de nuestro seleccionado aprovecharlas o no. Pero sepan, jugadores, cuerpo técnico, Gorzi y demás; que no traer la Copa al Uruguay sería un rotundo FRACASO.

Sepan que este torneo abre el proceso de cara a las eliminatorias para el mundial Brasil 2014, y que una mala actuación sería un pésimo antecedente de cara a la cita mundialista  y ameritaría, sin duda, una revisión de todo proceso de selecciones. Dando lugar incluso a un cambio drástico tanto en la dirección técnica del equipo como en la integración del la propia Asociación Uruguaya de fútbol.

Porque queridos lectores, urguayos de ley: de buenas intenciones está lleno el mundo, pero del dicho al hecho hay un largo trecho, y en fútbol los goles no se merecen... se hacen, porque de los segundos nadie se acuerda... salvo los medicores... (y ni que hablar de los cuartos).

Mis respetos entonces, y fuerza Uruguay.


Foto:  http://www.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2010/07/alemania-celebra-uruguay-llora-580x314.jpg