lunes, 13 de junio de 2011

Un justo campeón.

por Walter Mema

Así, sin vueltas. Nacional fue el mejor equipo del torneo uruguayo 2010 – 2011.

Dirán que con lo justo, que no hubo tiqui-tiqui, que Carrasco no pudo plasmar en la cancha el juego que más le gusta.

Tal vez. Pero qué importa si el objetivo está cumplido y un nuevo trofeo engalana las vitrinas del histórico Parque Central.

Tal vez; pero hay más.

Nacional no fue campeón con lo justo, hay allí una lectura maliciosa del campeonato porque el tricolor fue, en todo caso y permitiéndoseme el pobre juego de palabras, el justo campeón. ¿Por qué? Pues bien, principalmente porque cuando tenía que ganar ganó. Porque cuando el clausura estaba para cualquiera y las últimas fechas se planteaban casi como un triangular por el título, los del Parque despacharon con oficio a sus más inmediatos perseguidores, cerrando con holgura el final del torneo.

Es que, paradójicamente, la temprana eliminación de la Libertadores le permitió al bolso enfocarse en la escena local y aprovechar el doble desgaste que la apuesta internacional le impuso a su tradicional rival. Pero cuidado, esto último no puede ser objeto de desmerecimiento del título tricolor ya que el reciente clausura logrado con ventaja, fue la natural continuación de aquel apabullante cierre del torneo apertura, cuando Carrasco tomó posesión de un equipo apenas tibio, al que hizo ganar los últimos siete partidos para ponerse a tiro de lo que a la postre sería la obtención de la tabla anual.

Así entonces, un simple ejercicio de sentido común legitimaría, como si fuese necesario, el campeonato tricolor: Nacional ganó la tabla anual, o lo que es igual, fue el equipo que más puntos hizo en la temporada 2010 – 2011, el más regular. Sin embargo el mecanismo de definición de nuestro fútbol uruguayo lo hizo enfrentarse a Defensor, campeón del torneo Apertura. Y allí el bolso volvió a hacer lo que tenía que hacer, es decir, ganar. Con jerarquía y sin problemas dejó sin chances al violeta y en una tarde de fiesta dio su 32ª vuelta ante un estadio desbordado de hinchas albos.

Así sin vueltas. Pero caben aún algunos destaques y un saludo especial.

Destaque para Juan Ramón que llegó respaldado por Alarcón cuando muchos en los corrillos dudaban si estaba como para dirigir a un grande.

Y cumplió, no sólo por los resultados que al fin y al cabo son el crédito de los técnicos, sino además porque se brindó al equipo. Dejó de lado su perfil más polémico, renunció a sus otrora caprichos de juego, a sus cambios impulsivos, a su tozuda soberbia de morir abrazado a su librito… en fin, creció como técnico, maduró como profesional.

Y así, cuando tuvo que atacar, atacó. Cuando tuvo que apretar, apretó. Pero también, y sobre todo, cuando tuvo que cuidar el resultado lo hizo sin complejos, cerrando los partidos a partir de la última línea defensiva. Eso sí, siempre intentando el buen juego, buscando el toque continuo, el avance elaborado, a veces sin grandes resultados pero siempre buscando.

Juan Ramón supo guiar a su equipo, acertó en la conformación y en los cambios en varias oportunidades, y estructuró cierto equilibrio en todas las líneas que, sin deslumbrar, le permitió con Nacional obtener su primer título como técnico.

Y por supuesto le respondió el plantel. A mí entender el más completo y el que mejores jugadores tiene en el actual fútbol uruguayo; un detalle no menor a la hora de explicar el éxito tricolor. Un plantel que sin rendir en su máximo potencial tuvo momentos colectivos y brillos individuales que lo llevaron sin sobresaltos a la obtención del campeonato.

Así, solidez defensiva a través de sus dos pilares fundamentales, el experiente Alejandro Lembo y el fenomenal Sebastián Coates; recuperación y desgaste con el muy regular Facundo Píriz; llegada y desequilibrio en las acciones de Viudez; presencia y definición en los pies de Santiago García; aporte y destellos de Mauricio Pereira, Richard Porta, Matías Cabrera y Marcelo Gallardo; y como no, sorpresa y eficacia en los ingresos de Marques y Rolín; fueron sin dudas características relevantes del buen equipo tricolor.

Para finalizar y como ya adelanté, es de justicia el saludo especial a un señor jugador de fútbol, al Sr. Marcelo Gallardo, hombre de dilatada trayectoria y probado talento que el pasado domingo se retiró como la talla de su figura futbolística lo ameritaba. Si señores, “el muñeco” se fue campeón; como para no perder la costumbre de dar por lo menos una vuelta olímpica en cada uno de los equipos en los que militó.

Así las cosas, otra vez lo del comienzo. Nacional; una dirigencia prolija, un técnico centrado y con aciertos, y un plantel a la altura de las circunstancias; es decir, un justo campeón.


Nivel Básico Fútbol

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